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lunes, 27 de septiembre de 2010

Reflejo

El reflejo es una pauta hereditaria de comportamiento común a toda una especie pero, a diferencia del instinto, es de carácter local (no compromete a todo el organismo sino a una pequeña parte de éste) y no asegura la supervivencia del individuo.
Su puesta en marcha es automática, desencadenada por un estímulo particular en la zona respectiva, que debe sobrepasar cierto umbral, de lo que se deduce que no depende de la especificación de un objeto para producirse.
Ejemplos de reflejos en el ser humano recién nacido son el reflejo de prensión y el de succión. Por lo cual se acepta el impulso.
Una de las características fundamentales de los seres vivos es su capacidad de respuesta ante los más variados estímulos, lo que permite que se relacionen de una forma afectiva con el mundo exterior y que tengan una percepción, más o menos rudimentaria según su grado de evolución, de su organismo y medio interno. Parte importante de dicha capacidad de respuesta viene dada por los reflejos
El cambio de grosor del cristalino, permite que en la retina del ojo converjan los rayos lumínicos, independiéntemente de la distancia a la que se encuentre el objeto que se quiera ver (reflejo de acomodación). En el proceso intervienen las fibras del músculo ciliar en conexión con los hemisferios cerebrales.
Los centros reflejos encargados de determinadas respuestas específicas se hallan situados a diferentes niveles de la médula, como los que producen la erección del pene, la eyaculación, la secreción de sudor, etc. Algunos se ubican en el bulbo raquídeo, engrosamiento medular próximo ya al encéfalo: tal es el caso de los centros respiratorios, circulatorio, de la deglución, que controlan las actividades correspondientes.

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